​Después de conocer el mundo hípico como propietaria  de un caballo y tras pasar por varios centros de equitación, decidí que mi carrera profesional sería en este apasionante mundo. Empecé como mozo de cuadra en un centro y me fui formando hasta terminar de co-directora de la escuela de equitación. Estos siete años fueron de intenso aprendizaje, trabajando con caballos, veterinarios, propietarios, ganaderos y un innumerable grupo de alumnos que aún mantienen su pasión por el mundo de los caballos.

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La filosofía que nos guía desde entonces es despertar esa afición  y crear gente de “a caballo”, que va mucho más allá de la competición o la monta tradicional.

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Esta experiencia me condujo, hace más de 15  años a buscar y crear un lugar especial, donde primara el cuidado y la libertad de nuestros animales, un lugar donde personas y caballos puedan relacionarse, aprender a comunicarse, interpretarse y simplemente estar. 

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